Patrimonios de la Humanidad

de la UNESCO

No hay ninguna ciudad española que cuente con tres bienes inscritos en las diferentes categorías de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Eso nos hace definitivamente únicos.

Palmeral

El primer reconocimiento llegó en el año 2000, cuando el Palmeral histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Se premiaba así no sólo la labor de nuestros antepasados, dando vida a ese palmeral que ahora nos configura, acompaña y enriquece; sino a las ilicitanas e ilicitanos que, a lo largo de los siglos, han sabido conservarlo como parte indisoluble de su forma de ser, incluso más allá de su rentabilidad económica como cultivo.

La palmera es, en Elche, un bien sagrado. La recompensa hacia esa convicción es un devenir cotidiano envuelto y custodiado por su amorosa sombra.

Misteri

Un año después, en 2001, se creó en la Unesco la categoría de Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Y el Misteri, o Festa d’Elx, tuvo el sin duda merecido honor de ser la primera manifestación festiva española que figuró en ella.

Junto al palmeral, la Festa es nuestra otra seña de identidad. Tenemos aún una tercera (trilogía mítica donde las haya), la Dama de Elche, que ostenta el raro privilegio de bilocarse, es decir, estar en dos sitios a la vez: en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el corazón de todos los ilicitanos, sin excepción.

Museo Escolar de Pusol

Este singular espacio museístico, cuyo nombre completo (y muy ajustado a la realidad) es Centro de Cultura Tradicional Museo Escolar de Pusol, pasó a formar parte en 2009 del Registro de Prácticas Ejemplares, cuyas inclusiones decide el Comité para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial de la Unesco.

Se reconoce así internacionalmente la cuidadosa, intensa y esforzada labor de quienes, desde finales de los años sesenta del pasado siglo, tuvieron siempre muy claro que para mirar al futuro es imprescindible conocer quiénes somos y de dónde venimos.